Ante la falta total de estadísticas “creíbles” podríamos decir (sin ponernos colorados) que el 90% de las empresas no tienen implementado un TMS (Transport Management System, por sus siglas en inglés) y que si pensamos en el universo PYME, ese porcentaje tiene al 99%.
Pero…. Qué es un TMS? Estaba por pensar una definición convincente, pero para qué si le podemos hacer la misma pregunta a Google: inmediatamente nos devuelve como una de los primeros hallazgos una nota de Énfasis Logística del 23/04/2009 (www.logisticamx.enfasis.com/notas/12750-tms-quien-y-que): “TMS, para quién y por qué”, donde nos hecha luz dándonos algunas definiciones:
“un TMS (transportation management system, por sus siglas en inglés) es un aplicación desarrollada para el manejo de la operación de transporte primario de carga en distancias interurbanas, en modalidades que pueden ser: camión completo, carga consolidada, paquetería, carga aérea, ferrocarril y marítimo. “
y más luz aún: “En el caso del transporte, hay que definir qué transportista hará el servicio, quién ofrece la mejor tarifa, cuál es la mezcla de productos para optimizar la carga y cómo utilizar de manera adecuada los recursos. En general lo que un TMS hace es considerar esas variables y otras más para hacer una planeación del transporte más conveniente. En algunos casos obtener el precio más bajo no es la prioridad, aunque para la mayoría es un punto muy importante.”.
Y por si fuese poca luz, nos encandila como un camión (nunca mejor metáfora) con las luces altas viniendo de frente:
“Algunas funciones generales del TMS: Planear y optimizar el transporte, Seleccionar al proveedor para el tipo de transporte o equipo adecuado, El Manejo de transporte terrestre, aéreo, marítimo y ferrocarril, el Rastreo de embarques en tiempo real (con la ayuda de otras aplicaciones), la Optimización de carga de acuerdo con la ruta y capacidad del equipo, la Simulación de costo y tiempo de embarques, la Validación de facturas, etc”.
Hasta ahí, nada que no sepamos, hasta que, párrafos más adelante, da en la tecla de por qué podemos decretar la muerte súbita del TMS tal como lo conocemos:
“El TMS forma parte de un conjunto de sistemas que se usan en toda la cadena de suministro. Pertenece a un subgrupo de procedimientos considerados de ejecución de la cadena de suministros. Estos otros sistemas pueden ser ERP (planeación de recursos); WMS (manejo de almacenes); FMS (manejo de flotas); route planning (planeación de rutas) y YMS (manejo de patios).”. Incluso, y por si no nos quedó claro, aclara (por si tanta luz no fue suficiente): “que las labores realizadas por estos otros sistemas no se consideran parte de lo que debería ser un TMS”.
Listo. No queda más para decir. Que alguien haga los arreglos para la despedida, sólo resta decidir si quieren velarlo o lo creman directo.
La Muerte no es el Final si no el Inicio.
Según el budismo, para el interminable ciclo de la vida y la muerte, ésta última no es el final sino el inicio de una próxima vida donde, reparados los errores o limpiado karma en la vida anterior, podemos aspirar a una existencia más evolucionada.
Y vaya que tiene cómo evolucionar el TMS, si miramos todo lo que le falta y lo que pretendemos cubrir con un ERP, MRP, WMS, FMS, YMS y todas las combinaciones de 3 letras que las 25 del abecedario nos permite.
Pero, si la presencia de sistemas que cumplen con la definición de “TMS” en las empresas, tiene tan baja incidencia como nos atrevimos a declarar al principio de la nota, entonces …. El TMS muere antes de nacer?.
De donde venimos: Módulos, Sistemas e Interfaces.
Es imposible de disimular lo que ha estado sucediendo en los últimos (pocos) años: la vida está cambiando muy rápidamente. Y muchos (la mayoría) de esos cambios es producto de cómo la tecnología incide en nuestra vida cotidiana. El hardware y el software evoluciona a una velocidad que es imposible perseguir. Los “programas” y “sistemas” ahora los llamamos más elegantemente “aplicaciones”, y existen “aplicaciones” para el uso cotidiano de la gente común que muchas veces ni siquiera manejan una PC (qué antigüedad!!!) porque las llevan instaladas en sus teléfonos.
Si para las tareas cotidianas “todo cambió”, imaginen como cambió la “forma” (y los paradigmas) acerca de qué se espera de las aplicaciones dentro del mundo corporativo.
Hasta hace algunos años, era muy normal tener muchos sistemas, algunos de ellos más centrales que otros más “periféricos”, y algunos de ellos más “horizontales” que otros más “verticales”. Un sistema “horizontal” es aquel que resuelve procesos de forma integrada existentes en varias áreas de la compañía. Mientras que uno “vertical” es un sistema que resuelve, de manera mucho más especializada, procesos complejos de un área, los que generalmente requieren más ciencia, cálculo o conocimientos técnicos específicos.
Todos esos Sistemas y sus diferentes módulos, integrados mediante interfaces (programas o reglas que permiten que esos diferentes sistemas con sus propias bases de datos, intercambien datos a fin de evitar, por ejemplo, la doble carga de los mismos).
Ahora imaginen en el contexto actual, donde cualquier ser humano con un vínculo superficial con la tecnología, tiene la información de su agenda, mails y calendario replicados mágica y automáticamente entre su notebook, teléfono y Tablet, sin que (aparentemente) nada suceda entre ellos, pretender que una compañía administre sus recursos mediante una aplicación, su flota mediante otra aplicación, arme los viajes en una tercera, prepare los pedidos con una cuarta, programe la producción con una quinta, administre el acceso de los camiones al predio con una sexta, rutee sus pedidos mediante una séptima, y así infinitamente. Todos compartimentos estancos que comienzan a dialogar cuando se dispara una interface. No se que piensan ustedes, pero a mi entender nadie en su sano juicio va a sumar un TMS para tener otro compartimento estanco más. Así, el TMS está muerto …. Pero también el WMS, el YMS, el FMS, y cualquier grupo de tres letras que termine en una S.
Y a dónde vamos?
A una plataforma.
Una Plataforma y Muchas Tecnologías Emergentes.
El futuro (en realidad el presente, sino miren lo que están haciendo las empresas más innovadoras del mundo, como Apple y Google) es hardware y software como una única cosa.
Y para que todo funcione junto como una experiencia única, necesitamos una plataforma (ya no sistemas, módulos e interfaces) que brinden servicios a los usuarios, orientados a tareas, siguiendo un flujo de trabajo just in time a través de toda la cadena de suministro. Esa plataforma única (por favor, no inventemos un nuevo nombre de tres letras terminadas en S), dará solución a todos los procesos de la Supply Chain de la compañía. Una plataforma que ruteará de manera inteligente, permitirá realizar seguimientos a los viajes, confirmar los remitos, liquidar servicios, analizar costos de distribución y aprovechamiento de flotas, obtener KPIs, administrar flotas, gestionar retornables y automatizar el flujo de los vehículos dentro de los predios, en una sola solución. Pero también, optimizar la forma de cómo se preparan los pedidos, lo que permitirá poner a trabajar en conjunto al patio, al almacén y al área de transporte. Pero más aún: vamos a involucrar en estos procesos al cliente final, al que recibe la mercadería. Ellos también van a tener un rol y una “aplicación” dentro de esta plataforma.
Y las tecnologías emergentes?
Si están en el mundo de la tecnología, o en el mundo de la logística o en ambos mundos, abrácense a sí mismos muy fuerte: nacieron en el momento justo de la historia. Nunca tuvimos tantas tecnologías de hardware lo suficientemente maduras y tan bien se aplican a la logística y al transporte, y que puestas a trabajar en una experiencia única con el software, nos permiten optimizar los procesos de una manera brutal e integrar a todos los actores en tiempo real.
Estas tecnologías son muchas y muy variadas: la potencia de la nube, GPS, RFID, dispositivos móviles (smartphones y tablets), pick to light, voice picking, reconocimiento de voz, reconocimiento de imágenes, reconocimiento de movimiento, hasta las redes sociales!. Y en un futuro muy cercano: Google Glass (y lo que se siga inventando).
Imaginen un camión acercándose a un centro de distribución. Mediante su GPS la plataforma “sabe” que está arribando, lo que permite asignarle una carga de manera anticipada. Esa carga, que es un conjunto de pedidos, son enviados a preparar en ese momento al almacén, quién le asigna un dock. La confirmación de la preparación junto con el número de dock, se comunica al teléfono móvil y al acceso del predio, para que al ingresar conozca hacia dónde dirigirse. Un tag de RFID aplicado al parabrisas del camión, junto con lectores de RFID posicionados en puntos clave del predio, automatizan y controlan la circulación del vehículo, mientras se avisa al cliente final mediante alguna red social que su pedido a sido preparado y que será entregado por [nombre, apellido y fotografía del chofer]. Ah, me olvidaba: los operarios del depósito realizaron la tarea de preparación de los pedidos utilizando ambas manos libres mediante el uso de tecnologías de reconocimiento de voz o recibiendo las órdenes de preparación en sus ….. Google Glass!!!!!
Mientras el camión realiza su recorrido y va completando las entregas, mediante un Smartphone (o una Tablet industrial dentro del habitáculo) se van registrando de forma online a la plataforma (incluso utilizando reconocimiento de voz), todas las novedades del viaje: resultado de las entregas, posicionamiento del camión, incidencias del recorrido, devoluciones recibidas …. Y también podrán recibir información provenientes de la plataforma: modificaciones al recorrido, estado del tránsito y muchas más.
Invirtiendo las proporciones.
Los bajísimos niveles de informatización en las empresas sobre los procesos que habitualmente cubre un (viejo) TMS nos llevan a pensar que este tipo de aplicaciones no lograron brindar a sus usuarios los beneficios que se esperaban, lo que los convirtieron en poco seductores para las billeteras de los gerentes de compras.
Pero una nueva vida comienza: la próxima generación de soluciones promete llevar beneficios reales a toda la cadena logística y a sus clientes.
Ante la falta total de estadísticas “creíbles” podríamos decir (sin ponernos colorados) que el 90% de las empresas no tienen implementado un TMS (Transport Management System, por sus siglas en inglés) y que si pensamos en el universo PYME, ese porcentaje tiene al 99%.
Pero…. Qué es un TMS? Estaba por pensar una definición convincente, pero para qué si le podemos hacer la misma pregunta a Google: inmediatamente nos devuelve como una de los primeros hallazgos una nota de Énfasis Logística del 23/04/2009 (www.logisticamx.enfasis.com/notas/12750-tms-quien-y-que): “TMS, para quién y por qué”, donde nos hecha luz dándonos algunas definiciones:
“un TMS (transportation management system, por sus siglas en inglés) es un aplicación desarrollada para el manejo de la operación de transporte primario de carga en distancias interurbanas, en modalidades que pueden ser: camión completo, carga consolidada, paquetería, carga aérea, ferrocarril y marítimo. “
y más luz aún: “En el caso del transporte, hay que definir qué transportista hará el servicio, quién ofrece la mejor tarifa, cuál es la mezcla de productos para optimizar la carga y cómo utilizar de manera adecuada los recursos. En general lo que un TMS hace es considerar esas variables y otras más para hacer una planeación del transporte más conveniente. En algunos casos obtener el precio más bajo no es la prioridad, aunque para la mayoría es un punto muy importante.”.
Y por si fuese poca luz, nos encandila como un camión (nunca mejor metáfora) con las luces altas viniendo de frente:
“Algunas funciones generales del TMS: Planear y optimizar el transporte, Seleccionar al proveedor para el tipo de transporte o equipo adecuado, El Manejo de transporte terrestre, aéreo, marítimo y ferrocarril, el Rastreo de embarques en tiempo real (con la ayuda de otras aplicaciones), la Optimización de carga de acuerdo con la ruta y capacidad del equipo, la Simulación de costo y tiempo de embarques, la Validación de facturas, etc”.
Hasta ahí, nada que no sepamos, hasta que, párrafos más adelante, da en la tecla de por qué podemos decretar la muerte súbita del TMS tal como lo conocemos:
“El TMS forma parte de un conjunto de sistemas que se usan en toda la cadena de suministro. Pertenece a un subgrupo de procedimientos considerados de ejecución de la cadena de suministros. Estos otros sistemas pueden ser ERP (planeación de recursos); WMS (manejo de almacenes); FMS (manejo de flotas); route planning (planeación de rutas) y YMS (manejo de patios).”. Incluso, y por si no nos quedó claro, aclara (por si tanta luz no fue suficiente): “que las labores realizadas por estos otros sistemas no se consideran parte de lo que debería ser un TMS”.
Listo. No queda más para decir. Que alguien haga los arreglos para la despedida, sólo resta decidir si quieren velarlo o lo creman directo.
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